Hemos participado como familia adoptiva en diferentes programas que tiene Hippo, pero este ha sido muy especial. Decidimos en familia recibir a Haruna y estábamos muy emocionadas, nerviosas y contentas pero preparadas para iniciar el intercambio que ha cambiado nuestras vidas. Las experiencias han sido diferentes, muy divertidas. Hemos podido aprender sobre ella y su cultura. En ocasiones pienso que tenemos una bebé en casa, ¡Realmente mi hermana es un bebé!, su aprendizaje del español nos ha impresionado mucho, su crecimiento como ser humano ha sido maravilloso, es una chica con un gran corazón y una nobleza muy grande.

Cuando inicias un programa no sabes que esperar al momento de recibir a alguien de otro país, abres tu corazón a su cultura y tradiciones, la experiencia es maravillosa. Lo más importante en nuestra vida es qué será parte de mi familia por siempre.

¡Gracias a Hippo mi familia y yo hemos podido crecer como seres humanos brindándonos el regalo más grande que tenemos que es nuestra familia en México y el mundo!

Hace algunos años ya, que mis hijos dejaron de depender de mí, años en los que me dedique a mi carrera con más énfasis y a mí persona, cuidando mi aspecto y dedicándome a actividades que me gustan.

Un día me invitaron a ser mamá de una estudiante de Japón; tuve mis dudas, pero acepté y creo que fue una de las mejores decisiones de mi vida. Reviví la presión de llevar a una hija a la escuela, la responsabilidad de dar permisos para salir, la preocupación de tener comida preparada; en fin todo lo que implica el cuidado de una hija menor. A cambio de esto he recibido el cariño y la calidez de esa jovencita que ahora forma parte de mi familia, en las tardes ya no estoy sola en la casa, ella está conmigo, haciendo tarea o ayudándome en las labores del hogar.

Me regala todos los días sus risas y me cuenta cómo son sus días de escuela. Gracias a ella he vivido la emoción de un festival en la escuela y la satisfacción de una boleta llena de buenas calificaciones.